Un kit kat

Antes de seguir con la historia, que queda ya poco para llegar al presente, me gustaría pararme 2 minutos y dar gracias a todo el mundo por el apoyo que he recibido. Familiares, amigos cercanos, amigos con los que ya no tenía tanto contacto. Todo el mundo se ha puesto en contacto conmigo para ofrecer ayuda, consejo, compañía, todo lo posible para que mi enfermedad sea más llevadera. Eso me ha causado mucha emoción,  me considero una persona con suerte, por tener unas amistades tan bonitas y profundas. A parte de mi familia que se que está allí incondicionalmente en estos momentos duros, y mi madre. que en el fondo sufre más que yo, también quiero agradecer a mis amigas. Quiero a todas mis amigas por igual, todas juntas hemos creado un vínculo especial y duradero. Siempre hablan de la media naranja en el amor, pero mis amigas son mi media naranja en la amistad. Mi otro yo. Que con sólo mirarnos sabemos lo que pensamos, que cuando hablamos decimos las mismas cosas a la vez, que me entienden, comprenden y aguantan y que no están sólo para lo bonito si no siempre han estado a mi lado en momentos duros. Que no dicen siempre lo que quiero oír si no lo que deben decir, lo dicen todo claro y sin pelos en la lengua. Las quiero con locura y quiero que sepan que ellas ahora también son parte de mi familia… y mi familia es lo que más quiero en este mundo.
Pues eso, se acabaron las cursilerías jejeje (una vez al año no hace daño) …

Un comentario en “Un kit kat

Deja un comentario