Después del susto…

Recuerdo haber salido de la consulta del gine en modo off… yo andaba pero me sentía separada de mi cuerpo, mi ser flotando por encima de mi cuerpo físico. Mandé un mensaje a mi madre con la noticia, no podía ni hablar. Menos mal que había ido en bus ya que hubiera sido imposible conducir en esos instantes… iba en modo automático, un pie delante del otro, sin poder digerir lo que acababa de oír. Sin darme cuenta, había llegado andando a casa. Poco a poco fui dando la noticia a mis amigos. Pero seguía sin creérmelo. Porque a mi??

El ginecólogo me había dicho que lo habíamos pillado a tiempo, pero que era un tumor agresivo. El plan A era: operar, radioterapia y dependiendo como funcionase la radioterapia, se haría quimio o no. Fácil no?

Después de la visita a mi gine tenia programadas muchas visitas y pruebas. Que diver! la que me esperaba!!

Resumiendo y sin querer aburrir una de mis pruebas era para mi la peor, la resonancia magnética (ta chaaaaaan – música de miedo) ainsss que poco me gustan las resonancias! El sentirse allí encerrada en ese ataúd. Que poco me gusta. Pero tenía que ser valiente, no me quedaba otra, tenía que hacerme la prueba si o si. El día llegó y la resonancia fue diferente a las normales. Tenía que ponerme boca abajo, con mis tetillas metidas en unos cubiletes, super sexy vamos! Me metí en el tubo con mis tetas colgando pero podía mirar al fondo del tubo o sea que no me sentí tan agobiada del espacio cerrado y en menos que canta un gallo estaba fuera.

Ya ni se cuantas pruebas me he hecho, creo que desde que me enteré de lo de mi tumor, he estado cada día entrando y saliendo del hospital… pero bueno… seguía en pié el plan A: operación, radio y listos… o eso me pensaba! Que fácil hubiera sido todo…

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